La consultoría es, propiamente, un proyecto. En tal sentido, su duración se relaciona con las necesidades del cliente y con el grado de cumplimiento de los objetivos y metas que se hayan trazado. Después de esto, es posible que termine… o tal vez no.
Los proyectos de consultoría representan un interesante convivir entre el cliente y su consultor, durante el tiempo de su ejecución. Tanto que, en muchas ocasiones el consultor no desea que termine porque representa el cese de su más emocionante producción o por la creación de un vínculo afectivo y positivo con su cliente, o ambos. Y, por su parte, el cliente no desea que termine, porque ya no tendrá ese apoyo invaluable que puede llegar a representar el consultor.
Por esto, cuando el proyecto está por terminar, tanto el cliente como el consultor se suelen preguntar: Ya nuestro proyecto de consultoría cumplió su propósito, ¿Qué hacemos después? ¿será posible pasar a otro proyecto o a otra fase más avanzada del anterior?
La respuesta a estas preguntas depende de varios factores y de un cruce “perfecto” de sentimientos e intereses que tanto el cliente como el consultor pueden tener.
Factores que determinan la continuidad o no de un proyecto de consultoría
La continuidad de un proyecto de consultoría depende, en general, de una serie combinada de factores humanos, técnicos y organizacionales que confluyen en determinados momentos a lo largo de la ejecución del proyecto. Podría pensarse que únicamente se decide al final del proyecto, pero la realidad es que la continuidad depende, en gran medida de cómo se vivieron algunos momentos claves – “momentos de verdad”, en diferentes etapa del proyecto. Veamos algunos de estos factores.
1. Factores Humanos. Son determinantes, porque la relación de consultoría es, esencialmente, una relación humana, vivida por seres humanos. Por esto, no se puede (no se debe) escapar del influjo que ejercen factores tales como:
- Sentimientos de amistad y camaradería, los cuales surgen de la misma relación humana. Estos son necesarios para crear la unión de esfuerzos que se requiere en todo proyecto. Tales sentimientos generan la confianza necesaria para tomar determinadas decisiones en pro del proyecto.
- Empatía, en la cual se genera una conexión conveniente para los intereses del proyecto. Este factor facilita el trabajo en equipo, porque produce una “sintonía” entre el cliente y el consultor.
- Respeto y referencia, lo cual nace del respeto mutuo. Así el consultor se convierte, a través de una consultoría bien dirigida, en un referente tanto técnico como humano para aquellas personas con quienes interactúa. Lo interesante es que el respeto genera referencia y ésta fortalece el respeto, con lo cual se crea un ciclo reforzador, maravillosamente conveniente para el éxito del proyecto.
- Juego de percepciones. La vida es un “juego de percepciones”, porque todos vivimos y sentimos desde los paradigmas de cada cual. Este es un factor determinante a la hora de llevar cabalmente un proyecto de consultoría, pues el juego de percepciones no es importante solamente por ser determinado por cada uno, sino por la capacidad que se debe tener para entender tales paradigmas, alinearlos con los objetivos del proyecto y hacerlos partícipes útiles de su logro. Dicho en otras palabras, es saber cómo aprovechar las potencialidades, opiniones y aportes de cada miembro del equipo, para que sumen y agreguen valor, desde el sentimiento de “ser útil”, ser valorado y tenido en cuenta por los demás.
2. Factores Técnicos. La consultoría lleva implícita un alto grado de conocimiento y aprendizaje, porque es una forma “personalizada de transferencia de conocimiento”. Por eso, el sueño de todo consultor es ver cómo su cliente se transforma en una mejor persona, un mejor profesional, una mejor organización, de la mano del acompañamiento y guía del consultor. En tal contexto, los factores técnicos determinantes para fortalecer este proceso transformacional, son:
- Nivel de competencia del equipo de consultoría, incluyendo al consultor. Esto es, el grado de conocimientos, habilidades y experiencias profesionales del equipo (Aptitudes), acompañados de un factor que parece técnico, pero que realmente es humano: la Actitud. Tal factor determina la manera cómo las personas enfrentan y manejan los miedos, los retos y oportunidades que la vida presenta. Todos estos aspectos son claves a la hora de llevar a feliz término un proyecto de consultoría, y continuar con él posteriormente.
- Grado de aprendizaje organizacional. Una organización comprometida con su aprendizaje y con disposición de flexibilizarse frente al cambio está “ávida” de conocimiento. Por eso las organizaciones que aprenden suelen buscar profesionales de alto nivel para que los acompañe en proyectos específicos y aprovechan al máximo dicho apoyo; desean aprender cada vez más, para ser más competitivas y exitosas.
3. Factores Organizacionales. Las organizaciones son como las personas: Tienen una manera de ser, sentir y pensar, como las personas que viven en ellas. Y como dos buenos amigos, si se entienden bien con el consultor, la amistad perdura y construyen diversos momentos, momentos memorables. Algunos de los factores que contribuyen con esto son:
- La cultura organizacional, porque está determinada por todo ese conjuntos de creencias, valores, actitudes y comportamientos que hacen única a la organización. Si la organización cliente y el consultor son “compatibles”, su relación perdurará y buscarán proyectos cada vez más retadores para trabajar juntos.
- El nivel de madurez de la organización, es un factor determinante para que la organización no sólo se anime a contratar a un consultor para embarcarse en un proyecto retador, sino que, además quiera fortalecerse más en su desempeño y en su desarrollo, con una visión de futuro retadora y valiente.
En fin, podríamos quedarnos mucho rato hablando de este interesante tema, profundizando en la dinámica organización cliente – consultor. ¿Qué te parece si dejamos algo para después?
No sé tú, pero a mi cada vez más me gusta la experiencia de compartir información contigo. Y sería muy grato conocer tu opinión sobre este u otros de mis artículos que hayas tenido oportunidad de leer. ¿Te gustaría, además, proponerme temas sobre los que quisiera que escribiera? De antemano, te agradezco si lo hicieras. También me gustaría poder acompañarte, alguna vez, en alguno de tus proyecto. Como siempre, esa es tu decisión, pero para mi sería un honor. Y sabes dónde encontrarme.
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